
El número de ballenas grises que entran en las bahías mexicanas para aparearse y tener a sus crías se reduce cada año por la degradación del hábitat, lo que pone en riesgo el turismo en zonas como Guerrero Negro, en la península de Baja California, donde esta actividad sirve de sustento para el 30 por ciento de la población.
Guerrero Negro en peligro
Situada entre los estados de Baja California y Baja California Sur, Guerrero Negro es una localidad de entre quince y veinte mil habitantes conocida por su industria salinera, de la que vive más de la mitad de la población.El resto de sus habitantes se sustenta de la pesca y del turismo que generan las ballenas que pasan cada temporada, entre septiembre y marzo, por la Laguna Ojo de Liebre alrededor de la cual se sitúa el pueblo.Guerrero Negro fue declarado por el gobierno mexicano santuario de la ballena gris y cada año pasan por sus costas cerca del millar de este tipo de cetáceos, calificados como la ballena amigable, ya que se acercan a las lanchas de los turistas e incluso se dejan acariciar.Unos diez mil visitantes acuden cada año a la laguna Ojo de Liebre para disfrutar de este espectáculo, indicó a Efe Luis Enrique Achoy, el propietario de una de las empresas que gestiona estas visitas, EcoTours Malarrimo."Hace diez años la gente no le daba mucha importancia a las ballenas, pero ahora sí, porque se han dado cuenta de que son un gran negocio", apuntó."Si hay una crisis afecta a casi todos", ya que más de 500 familias viven de ello y "este año se está reduciendo el número de visitantes", aseguró.
Guerrero Negro en peligro
Situada entre los estados de Baja California y Baja California Sur, Guerrero Negro es una localidad de entre quince y veinte mil habitantes conocida por su industria salinera, de la que vive más de la mitad de la población.El resto de sus habitantes se sustenta de la pesca y del turismo que generan las ballenas que pasan cada temporada, entre septiembre y marzo, por la Laguna Ojo de Liebre alrededor de la cual se sitúa el pueblo.Guerrero Negro fue declarado por el gobierno mexicano santuario de la ballena gris y cada año pasan por sus costas cerca del millar de este tipo de cetáceos, calificados como la ballena amigable, ya que se acercan a las lanchas de los turistas e incluso se dejan acariciar.Unos diez mil visitantes acuden cada año a la laguna Ojo de Liebre para disfrutar de este espectáculo, indicó a Efe Luis Enrique Achoy, el propietario de una de las empresas que gestiona estas visitas, EcoTours Malarrimo."Hace diez años la gente no le daba mucha importancia a las ballenas, pero ahora sí, porque se han dado cuenta de que son un gran negocio", apuntó."Si hay una crisis afecta a casi todos", ya que más de 500 familias viven de ello y "este año se está reduciendo el número de visitantes", aseguró.
Fuente: mundoverde.com
Y no te olvides.... IMAGINATELO VERDE!
No hay comentarios:
Publicar un comentario